6 de febrero de 2011


No volverá a llamar a mi puerta los domingos por la tarde después de su ensayo, no volverá a besarme de repente, sin ningún motivo aparente. No volverá a abrazarme por la espalda y a besar mi mejilla con sus labios llenos de cariño. Ya no habrá más fotos los dos juntos, besándonos, sonrientes. Ya no volverá a decirme que soy la chica de su vida, que me ama sobre todo lo demás y que no le importa nada excepto yo. No volverá a decirme que no quiere perderme.
No habrá más bromas sobre lo que podríamos estar haciendo en ese justo momento en su cama. No más sonrisas cómplices, no más susurros diciendo "te quiero". Ya no habrá más veintisietes, no habrá día de San Valentín. No habrá más toques a tu móvil al llegar a mi casa. No volveremos a recorrer juntos ese camino, ese que ayer se me hizo tan largo y solitario, ese por el que fui llorando, al mirar las baldosas rojas, al recordar todos los momentos que hemos pasado yendo por allí. Y cruzando aquel puente, me paré en el mismo banco que nos paramos una vez, y lloré. Lloré porque te prometí que no me perderías, te prometí no hacerte daño. Y Justo eso es lo que he hecho. Y lloré porque recordé todo esto, todos los momentos que nunca más habría. 
No quiero dejar de hablar contigo, necesito escuchar tu voz ahora mismo, necesito llorar en tus brazos.
Pero no, eso no pasará, no sé dónde estás ahora, pero seguramente no querrás saber nada de mí, cuanto antes me olvides mejor. Alguien que te hace tanto daño no merece la pena. Encontrarás a alguien mejor, a quien ames mucho más y con quien seas feliz. Lo harás, y yo seré feliz por verte feliz. 
Y sé que eres la única persona que me ha amado sinceramente, el único al que sólo nombrarme hacía sonreír.
Te necesito ahora, quiero hablar contigo, quiero hacer cualquier locura, quiero robar un bote de pastillas y olvidarme del mundo..

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