Entonces sólo se le ocurrió otra solución, una frase. En realidad, eran tres frases. Debía pronunciar la primera y que ella pronunciara la segunda. Eran lo que hacían siempre cuando un problema los estaba superando. La cogió de la muñeca y la obligó a mirarle. La miró justamente a los ojos.
-No puedo vivir sin ti.-Silencio. Ella bajó la mirada. Parecía que no fuera a responder en esta ocasión y ese era el peor símbolo que podían darle. Si ella no respondía...
-No puedo vivir sin ti.-Repitió. Estaba deseando que ella respondiera, pero seguía evitando su mirada.-¡No puedo vivir sin ti!-Repitió por última vez.
-Sí que puedes..-Al fin, esas palabras salieron de su boca. Volvió a subir la mirada hacia él.
-Sí...-Se acercó a sus labios mientras pronunciaba esas palabras.-..pero no quiero.
Tras eso, todo se había solucionado. Las peleas, las tonterías, sólo existían ellos dos y el mundo era una bola en la que ellos estaban pero que apenas importaba.
~Esas tres frases han cambiado mi vida desde que las leí por primera vez, pienso que todo podría solucionarse con eso..
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